es esa luz la pena de mis años.
De tanto en tanto siento frío en el corazón,
y allí va tras de ti, mí mano hermano... y allí va tras de ti...
De a poco la manada va dejando el pedestal,
de a poco la alegría se disipa.
El tiempo peregrino y la vida nos ve pasar,
y junto a ti mí herida cicatriza... y junto a ti...
Es que no hubo palabras, ni acuerdos fijados,
no hubo contratos ni pactos firmados...
solo la confianza, tu abrazo del alma,
y la comprensión de que lo que te pasa... me puede pasar también a mí...
Juan - Diciembre de 2010